¿Nos estamos equivocando?
El mar oleaba suavemente. Parecía como una gelatina azul consistente que vibraba al borde del camino y que en cualquier momento rezumaría colmando el recipiente.
Miraba el mar y no se atrevía a acercarse, pero tampoco quería alejarse. Sentía la proximidad de su cuerpo y el olor de su piel.
Se acercó más y la estrechó en sus brazos:
- ¿Nos estamos equivocando?
- ¿Qué más da?
Miraba el mar y no se atrevía a acercarse, pero tampoco quería alejarse. Sentía la proximidad de su cuerpo y el olor de su piel.
Se acercó más y la estrechó en sus brazos:
- ¿Nos estamos equivocando?
- ¿Qué más da?
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