Llámalo deseo, José Luís Rodríguez del Corral

¿Me agradeceríais que extirpara vuestros fantasmas, o los necesitáis demasiado para sobrevivir sin ellos? (Pág. 17)

Las horas del descanso son también las de la desesperación, y entre y otras se despliegan los mil matices del insomnio, con sus exaltaciones y quebrantos, su angustia, su estupor. (Pág. 49)

Luis no ignora que el amor comporta siempre una lucha de voluntades. (Pág. 140)

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