Conversación besugal

- Sí. Lo sé. No me entiendes. Es que me cuesta explicarme cuando estoy cansada y ahora lo estoy...

Veía como movía sus labios y como cambiaba la expresión de su cara y sus brazos acompañaban aquello que me estaba diciendo.

- ¿Qué? Perdona, no te escuchaba. Estoy cansada. Sólo intento entenderme a mí misma para no perderme. Ahora no tengo la capacidad de escucharte. Sólo puedo escucharme a mí misma.

Empezó a mover nerviosamente los pies encima de la silla.

- ¡Vale, vale! ¡Ya me callo! Hablamos en otro momento. Sigo trabajando.

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