El valor de las cosas
Para aprender a valorar cualquier objeto de una persona, debemos entender qué significa, para poder respetarlo y valorarlo. Olaia Fontal Merillas transmite a los niños el valor de las cosas mediante ejercicios y esta es una experiencia que compartió en unas conferencias sobre el patrimoni organizadas por ICOMOS Andorra:
En un ejercicio, todos los niños debían traer a clase un objeto que apreciaran mucho. Al día siguiente, todos los niños querían explicar qué habían traído. Uno por uno fueron explicando sus objetos hasta que una niña enseñó un calcetín.
Uno de los niños de la clase empezó a burlarse de ella:
- ¡A quien le importa un calcetín! ¡Qué tontería!
Olaia le pidió a la niña que explicará por qué había traído su calcetín. La niña con cara muy triste explicó que cuando era pequeña su abuela estaba haciendo esos calcetine. Pero se puso muy enferma y murió sin poderle hacer el otro. Por ese motivo, el calcetín era tan importante para ella.
La profesora le pidió que le dejara el calcetín y cuidandosamente se lo acercó al niño que se burlaba que, palideciendo, no quiso tocarlo.
Esta historia nos revela la importancia de transmitir las cosas que nos importan. En primer lugar para que las conozcan y las puedan respetar. A partir del respeto, se las valora y se puede destinar los recursos necesarios para conservarlas. Si se conservan, se pueden seguir transmitiendo, de generación en generación.
Desde el conocimiento, el respeto, la valoración, la conservación y la transmisión, cualquier patrimonio puede llegar hasta el futuro.
En un ejercicio, todos los niños debían traer a clase un objeto que apreciaran mucho. Al día siguiente, todos los niños querían explicar qué habían traído. Uno por uno fueron explicando sus objetos hasta que una niña enseñó un calcetín.
Uno de los niños de la clase empezó a burlarse de ella:
- ¡A quien le importa un calcetín! ¡Qué tontería!
Olaia le pidió a la niña que explicará por qué había traído su calcetín. La niña con cara muy triste explicó que cuando era pequeña su abuela estaba haciendo esos calcetine. Pero se puso muy enferma y murió sin poderle hacer el otro. Por ese motivo, el calcetín era tan importante para ella.
La profesora le pidió que le dejara el calcetín y cuidandosamente se lo acercó al niño que se burlaba que, palideciendo, no quiso tocarlo.
Esta historia nos revela la importancia de transmitir las cosas que nos importan. En primer lugar para que las conozcan y las puedan respetar. A partir del respeto, se las valora y se puede destinar los recursos necesarios para conservarlas. Si se conservan, se pueden seguir transmitiendo, de generación en generación.
Desde el conocimiento, el respeto, la valoración, la conservación y la transmisión, cualquier patrimonio puede llegar hasta el futuro.
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