Proyectar los fracasos

Una bomba de rabia súbita explotó en forma de lágrimas. Sus ojos borboteaban sin cesar. Expulsada del hogar nunca olvidaría aquellas palabras pronunciadas por la persona a quien más quería. Aquellas palabras sentenciaron el resto de su vida y sus decisiones, la hicieron más fuerte e independiente.

Hoy, 15 años más tarde, de nuevo una discusión, de nuevo esa actitud arrogante y vejativa de la persona amada ha vuelto a recrear la fragilidad de aquel momento, cuando todavía era una adolescente. De nuevo, esa bomba de rabia ha explosionado en sus ojos. Esta vez en una actitud adulta llora en silencio y se jura a sí misma que nada de lo que le están diciendo tiene que ver con ella. Se repite: "sólo proyecta en mí sus fracasos, lo que menos le gusta de sí en su vida, y esa proyección la descarga en mí. ¡Yo no soy la culpable de sus fracasos!"

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