Fuego

Danza atrevido en un compás que sólo él conoce. Cuando tiene calor, disminuye el ritmo para recuperar el oxígeno. La luz determina la intensidad del momento. Se divierte entre el rojo de las brasas, el azul de la madera quemada que se convierte en amarillo al alejarse y el negro de los leños que han sucumbido a su contacto y que todavía se pueden mantener en pie.

Ahora vuelve a humear. El resto de lo que era leña y ahora sólo es carbón, se deshace en cenizas. Ha consumido el tronco que le dio sustento y lo avivó. Poco a poco emite menos calor. El rojo se convierte en gris ceniza, ese color sin vida, casi blanco, pero sin llegar a serlo, gris ceniza.
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