El gris que traspasa y transforma

Sus ojos grises miran un punto fijo. Distraída, contempla el vacío y saborea el instante eterno. Su cuerpo fuerte y flexible completa su semblante de sabiduría innata. Su voz dulce emite palabras que fluyen en el silencio sin corromperlo. Nació el día que jamás deja de crecer y eso la convierte en una persona especial.

De naturaleza tímida, cuando se atreve a mirar fijamente a los ojos de alguien, lejos de intimidar, sientes que te acoge, sientes que todo lo que sabes puede ser cuestionado sin miedos. Toda realidad se puede abordar desde otra perspectiva y puede reinvertarse tal y como imagines.

Al principio, sientes que esa seguridad y energía puede transformarlo todo. Su fuerza te empuja a borrar tus miedos, a superarlos y a hacer realidad tus sueños más ocultos y más censurados por tu mente y por todo aquello que te han enseñado.

Vive cada instante de su vida como si jamás se volviese a repetir y así es, nunca se repetirá. Pero la monotonía aburrida y estable es el rincón en el que nos refugiamos de nuestras inseguridades y cuando ella desaparece de tu lado, ese reflejo de lo que podríamos ser si no tuviesemos pánico se desvanece para devolvernos a nuestra mediocridad. Vuelven nuestros miedos, vuelven nuestras incertezas para recordarnos que llevar una vida de cambios vertiginosos es cansado y se requiere de mucha energía para mantenerla. Ella huye de la comodidad de la monotonía y siempre elige caminos distintos que la llevan a nuevas experiencias, aunque ello la conduce inevitablemente a la soledad. Aborrece la mediocridad y se decepciona ante cada nueva renuncia a vivir cada instante como la única oportunidad que tenemos de vivirlo.

Cuando su mirada transparente te observa, te traspasa, penetra hasta tus penalidades más oscuras y las ilumina. Te enseña dónde están y te muestra que no son tan terribles. Te explica sus propios miedos en una conversación con palabras sencillas, llega a ti y sientes que puedes con todo. Ella está entrenada para hacerlo y acompañarte, lo ha hecho siempre. Es su misión, es aquello que la hace especial y la condena.

Te acompaña en esa extenuante confrontación con el miedo. Aunque rehuyas a ver lo que es possible, una vez la has conocido, nunca dejarás de cuestionarte tu vida, tus miedos y tu realidad y cada vez que te refugies en tu monotonía, sentirás tu mediocridad y ello te obligará a cambiar.

Una vez la has conocido, ya no hay vuelta atrás. Su condena, se convierte en la tuya.
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