Remuneración de mierda

Hoy me he despertado como si me hubiesen dado una paliza. No he tenido ninguna pesadilla, tal vez la pesadilla es la vida que estoy viviendo y que, muchas veces, me cuestiono si merece la pena ser vivida y que no me vengan con cuentos chinos de si mira a tu alrededor y mira las atrocidades que se dan y que no me vengan con el consabido: eras funcionaria y renunciaste a tu plaza.
Esto no es un manifiesto suicida, es un manifiesto del asesinato y tortura que nos estamos dedicando socialmente. Vivimos en la precariedad más absoluta y la precariedad la podemos entender monetaria, que es una de mis miles de precariedades, pero también la podemos entender como precariedad de tiempo, de motivación, de relaciones, de sentimientos...
¿Cuántas personas tenéis a vuestro alrededor que sientan y transmitan vivir una vida que merezca la pena ser vivida? Y no hablo del conformismo, ni de calmar nuestra insatisfacción con horas de deporte, terapias, trabajo y demás distracciones. Hablo de vivir cada instante con la alegría de estar viviéndolo, con la satisfacción de elegir cada acción, cada mirada, cada palabra, cada silencio, cada retiro, cada compañía, cada movimiento.

 
Tenemos momentos así, claro, incluso temporadas largas, más o menos largas. Quien ha vivido así siempre, se me ocurren dos opciones: 1. es una persona iluminada; 2. es una persona que no se plantea nada más que transitar por la vida. ¿La diferencia entre las dos opciones? La primera es consciente -por llamarlo de alguna manera; la segunda, no lo es.
Ese transitar libre y consciente no se puede obtener desde la individualidad. Una persona necesita interactuar, es interdependiente y necesita a otras personas y otras personas la necesitan a ella. ¿Montañas de terapias y de escritos propios a la basura? Tiradlos, si queréis, por que eso es lo que nos entierra en vida.
Pensar que somos entes autosuficientes y autónomos, pensar que no necesitamos a nadie, pensar que sin la interacción llegaremos a ese estado de tránsito libre y consciente es una patraña, una patraña más de una trampa que nos hemos tendido en un modelo de individualismo caníbal que nos entierra en vida y que nos niega la necesidad de que nos cuiden.
Ese individualismo promueve el consumo como sustituto del cuidado a la vida y cuando hemos consumido todo lo consumible nos damos cuenta que no, que puedes ahogar tu necesidad de cuidados con sexo promiscuo; con esfuerzos que superan tus límites en la montaña, en el gimnasio, en el campo de juego o en el mar; con alcohol o cualquier otro tipo de drogas que desatan risas fáciles y conversaciones repetitivas y absurdas; con libros y lecturas; con viajes a lugares exóticos donde cuando te pica un mosquito te trasladan rápidamente a un hospital donde nunca tendrá acceso la población autóctona y encima nos quejaremos de las pésimas condiciones de la atención y las instalaciones. ¿Y qué es todo esto si no consumir? ¿Consumir hasta morir?
Hoy me he despertado como si me hubiesen dado una paliza. De nuevo, ayer otra oferta de remuneración para enterrarme en vida; envolverme en un trabajo que absorbe ocho horas diarias para que cuando llegue mi tiempo libre no pueda hacer nada por no disponer de recursos más que pagar mi alimentación si es que me llega y vivir en una casa ajena, porque, a no ser que quiera engrosar la morosidad de las cuentas de luz, teléfono, calefacción y vivienda con los ingresos que me ofrecen no podría hacer nada más.
8 horas diarias que sumadas a las 3 ó 4 horas que necesito para prepararme algo de comer, ducharme, ir al baño (para no decir cagar y mear), vestirme, desvestirme, trasladarme, comer, cepillarme los dientes, etc. y si quiero hacer deporte contaré 1 hora y media entre cambiarme, hacer lo que sea, ducharme y volverme a vestir... A ver... ¿cómo va el recuento? 8+3+1,5= 12,5 más 8 horas de sueño, así que ya solo me quedan 3,5 horas para pensar en cómo organizarme para ser una ciudadana responsable y hacer propuestas constructivas para cambiar el sistema y además crear una idea de negocio para crear mi auto-empleo vistas las condiciones precarias a las que me conduce el sistema y además escribir mi tesis para defender mi doctorado. ¿Y qué más? Pues eso... que sin remuneración, estoy, pero, ¿trabajo gratis o mal remunerado y en pésimas condiciones? ¡me los quitan de las manos! ¡Cansada! ¡Cansada estoy!
¿Mezclo muchas ideas? ¡Claro! Me he despertado con esa oferta que llevo meses esperando, tenemos trabajo y dinero me dijeron, y les dije que no me ofrecieran una remuneración de mierda... y eso han hecho, eso...

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