Lánguida energía dinámica

¡Que aburrida es la vida sin interlocutorxs!

Entiendo, entiendo, entiendo. Escucho, escucho, escucho. Leo, leo, leo.

¡Quiero aprendizaje dialógico!

¡Sí! No todas las personas aprenden de las experiencias, eso me dijo S. y tiene razón. Estoy atenta a las enseñanzas de las experiencias y me rodeo de personas que también lo están.

Pero luego, lo de siempre, gentes normales, víctimas de sus vidas, víctimas de las experiencias, que no pueden ni quieren hacer nada por aprender, por aceptarlas, por ser felices o por ser lo que quieran ser. Sólo personas que se dejan arrastrar por la corriente, por los sucesos, con poco que aportar y compartir. Son como la fruta exprimida y ya sin pulpa, ya sólo sirven para tirar en la tierra para que se transformen en humus y la conviertan en más fértil.

¿Con quien comparto mis locuras? No se trata solo de compartirlas, se trata de perderme en ellas lánguidamente hasta volver a tener la energía para recrear una nueva locura.

No quiero irme a ningún lado, ya he ido a muchos sitios. ¡Quiero quedarme!

¡Cómo me gusta jugar con las palabras! Las etiquetas se me quedan cortas, ya no entran en las categorías y ya no sé crear otras nuevas. ¿Quizá no existe clasificación? ¿Y cómo encontraré lo que busco si no lo ordeno?

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