Gris sofisticado

Gris, sí..., gris...
Esa mirada gris perfora lo que encuentra,
lo escruta, lo hace añicos.
Se identifica con el protagonista de El perfume,
aquel que asesina a sus víctimas para conseguir la fragancia que embriaga a toda la humanidad.

Entrañas despedazadas para alcanzar la esencia de las cosas.
Luego sólo cuerpos inertes y grises,
grises como su mirada que busca el fuego abrasador de nuevos retos que descifrar y despedazar.

Mediocridad por doquier.
Ojos salpicados por mediocridad cada vez más extensa.
La sofisticación de unos ojos grises son la salvación y también la condena.
Lo sabe, lo acepta.

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